Eres
esa embriagadez que padezco,
Eres
ese estupefaciente del que dependo.
Espero
que el mar te invoque mi nombre,
Ya
que a mí el sol me implora que te recuerde.
Mientras
la luna está en su punto más alto,
Ilumina
toda la inmensidad del mar, tal y como solía hacer,
Cuando
ambos nos encontrábamos bajo el mismo cielo.
El
viento cálido desde tu estancia,
Lo
trae gélido hasta la mía.
Mi corazón
se quedo congelado,
Por
el invierno y tu partida.
Ahora
se empieza a calentar,
Por
la llegada de la primavera y la tuya.
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