lunes, 26 de octubre de 2015

Una Balada


Por cierto,
se me olvidó decirte
lo mucho que me encantas
con esa mirada tuya
y cuanto me faltas.

Recuerdas,
cuando soñamos juntos
ya nada importaba
y entonces
mis labios se encontraron
con lo que buscaban.

Despierta,
debí darme cuenta
de lo peligroso que sería 
encariñarme de tus brazos
pero ya es tarde.

Basta,
ahora tan solo quiero
mil noches a tu lado
y que me des tu mano
para que huyamos juntos.

Detente,
hablemos de lo nuestro
que no te quepa duda
me tienes enganchada
y no le puedo hacer nada.

Te quiero,
no sé cómo decirte,
las ganas que le pongo
al papel al escribirte.

Una balada,
de amor o de tristeza
el ritmo y la tinta 
dirán lo que mi boca
no pudo pronunciar.

Corazas



De esas personas por las que merece la pena marcar vuestros nombres en un banco.
De esas personas que te agarran la mano y no importa a donde vallas.
De esas personas que con una mirada saben todo lo que callas. 
De esas personas que te quitan el miedo a dar el salto.


Tenemos cientos de hojas abiertas.
Tenemos contacto con la piel pero no el alma. 
Tenemos como objetivo encontrar a alguien que nos proporcione calma.
Tenemos que decidir entre miles de puertas.


Piensas que la vida pasa, pero andamos con prisa.
Piensas en ese beso infinito cada noche.
Piensas en la forma de salir de ese bache.
Piensas en cómo te devuelve la sonrisa.


Tiendes a alejar todo lo bueno que te pasa.
Tiendes a ladear tu sonrisa a la izquierda cuando le miras.
Tiendes a sentarte en la noche fría mirando las estrellas, mientras olvidas.
Tiendes a suspirar por el al llegar a casa.


Parece que te hundes en un pozo sin fondo.
Parece que una simple casualidad puede cambiarlo todo.
Parece que todos han de amar del mismo modo.
Parece que resulta difícil llegar a lo hondo.



Sientes como si aún estuvieras cayendo desde la colina.
Sientes magia cuando la noche os abraza.
Sientes que consiguió por fin liberar tu coraza.
Sientes adicción a su medicina. 

lunes, 5 de octubre de 2015

Contigo


Porque serás dueño de ese pedacito de mí que me quitaste, mientras yo estaba medio dormida y tú me acariciabas el pelo.


Porque yo quiero sin mirar atrás ni hacia a delante.

Porque te quiero aquí y ahora.

Porque eres esa experiencia que quiero vivir sin cinturón de seguridad, con las manos arriba y con esa extraña sensación en la tripa al caer por la cuesta.

Porque quiero vengarme de los amaneceres que compartes con tu

almohada y yo no puedo.


Porque ojalá tuviera piedad la paloma blanca que se asoma en tu ventana cada mañana, para admirarte mientras duermes y no la culpo por enamorarse.

Porque llegaste sin ser pedido aunque puede que mi subconsciente me fallara y te colases al pedir un deseo a las estrellas de verano.

Porque te quiero entero pero no cuerdo, te quiero precioso pero imperfecto.

Porque las palabras fluyen solas cuando me poso en la almohada y mis párpados se cierran pidiendo que vuelvas.

Porque me resulta más valioso compartir tus lagrimas que tus sonrisas.

Porque el miedo puede apoderarse de nosotros, pero mientras sigas haciéndome suspirar al llegar a casa no me iré nunca.


Porque me olvido de respirar cuando acomodo mi cabeza sobre tu hombro y me quedo dormida.

Porque tú serás el poema que nunca escribí y que se ahogó en mi garganta pidiendo auxilio.

Porque contigo soy, sin estar.

Algo viejo, algo nuevo


Soy de esas a las que le gustan los pétalos de flores marchitas, los sobres viejos de cartas leídas, los peinados destrozados de besarte a escondidas, las ojeras de noches de huidas, los vestidos blancos desgastados de bailar en la arena, zapatos usados de subir la cuesta, de libros por leer con polvo en la estantería.

Corazón polvoriento


Y así tan fugaz como una estrella te hiciste paso a hurtadillas hacia mi alma.
Tan pequeño y tan importante
Llegaste despacio para venir y limpiar de polvo mi corazón
Poco a poco, fui curándote tu herida
Es fácil ver las cicatrices físicas, pero hay veces que hay heridas que no se ven
Tú y yo tirados sobre una madera, y hasta sol nos pidió que no nos fuéramos.

Delirio de vértebras


No me importará perderme la mañana, si la noche la disfruté contigo.
Y eclipsaré la luna llena para que tengas que buscarme a oscuras.
Tus manos me enredaron en un juego de delirio, 
Y creía que ya lo había visto todo hasta que desperté a tu lado.


Me topé con la séptima maravilla cuando me desperté y te encontré a mi lado.
Culpo a la gravedad, por hacer que mis manos acaben siempre donde las tuyas.
Que alguien me pellizque por favor, porque debo estar soñando.
Tienes esa maldita manía de conseguir enamorarme.



No hay otras pestañas que quiera que me acaricien el cuello al besarme.
Esa cálida mirada que hace que tiemble,
Esa caricia que busco en la noche al acostarme.
Y como inconscientemente mi mano se mueve hacia la izquierda en la cama intentando buscarte.

Cuando tus pupilas se paralizan en las mías me dejas sin opción,
Y mis pestañas avergonzadas se esconden para no sucumbir ante ti.
Devuélveme mis vértebras,
Y llévate algunos de los 206 huesos que me pesan más de lo normal cuando no estás.