lunes, 5 de octubre de 2015

Contigo


Porque serás dueño de ese pedacito de mí que me quitaste, mientras yo estaba medio dormida y tú me acariciabas el pelo.


Porque yo quiero sin mirar atrás ni hacia a delante.

Porque te quiero aquí y ahora.

Porque eres esa experiencia que quiero vivir sin cinturón de seguridad, con las manos arriba y con esa extraña sensación en la tripa al caer por la cuesta.

Porque quiero vengarme de los amaneceres que compartes con tu

almohada y yo no puedo.


Porque ojalá tuviera piedad la paloma blanca que se asoma en tu ventana cada mañana, para admirarte mientras duermes y no la culpo por enamorarse.

Porque llegaste sin ser pedido aunque puede que mi subconsciente me fallara y te colases al pedir un deseo a las estrellas de verano.

Porque te quiero entero pero no cuerdo, te quiero precioso pero imperfecto.

Porque las palabras fluyen solas cuando me poso en la almohada y mis párpados se cierran pidiendo que vuelvas.

Porque me resulta más valioso compartir tus lagrimas que tus sonrisas.

Porque el miedo puede apoderarse de nosotros, pero mientras sigas haciéndome suspirar al llegar a casa no me iré nunca.


Porque me olvido de respirar cuando acomodo mi cabeza sobre tu hombro y me quedo dormida.

Porque tú serás el poema que nunca escribí y que se ahogó en mi garganta pidiendo auxilio.

Porque contigo soy, sin estar.

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