sábado, 30 de mayo de 2015

Querido desconocido


Querido desconocido,
Hola, te escribía para decirte lo que siento. A lo largo de este año me han ocurrido varias cosas, entre otras, tu. Creo que has sido la más bonita casualidad que se cruzó en mi camino. Pero, también pienso que has sido el mayor dolor para mi pobre amigo, mi corazón. A pesar de haber sido una gran lección, serás esa cicatriz en el pecho que ya no podré ocultar más, dado que afecta mí día a día, pero la sigo llevando con orgullo. En este año me hiciste muy feliz, incluso más de lo que erróneamente pensé que merecía, pero dado que mi persona, muy a mi pesar, atrae lo complicado, tuviste que desaparecer. Amarte era un veneno que yacía en mis venas y paraba mi corazón a su libre albedrío para sumarse a este sentimiento que me ahogaba. Esperaba despierta tu respuesta hasta caer rendida ante mi almohada y despertar para la decepción de que esa respuesta nunca llegó. Hubo un tiempo en el que me creí fuerte, hasta que ese veneno me despertaba angustiada a las noches o me hacía romper a llorar en cualquier situación. Me vi vencida por mi miedo a ser dueña de tu corazón sin serlo al mismo tiempo. Y es que, ¿Cómo amas a un fantasma que ni ves, ni oyes? Llegó un punto en el que estaba enamorada de un recuerdo, de un sentimiento, de un verano. Tomé una decisión pensando que el dolor se desvanecería junto con tu recuerdo, pero no lo hizo. Al final, vivía con la fantasía de volver a verte y disfrutaba, aunque más tarde me angustiaba, cuando te colabas en mis sueños y repentinamente irrumpías en mis pensamientos. Te escribía pensando que el papel y el boli me consolarían de este mal que no podía controlar. Y es que escribía los mejores versos cuando tú, rondabas mis pensamientos. Aunque al final se quedaron en palabras vacías que nunca leerás y versos que nunca apreciarás. No te escribo con un objetivo concreto, yo a diferencia de ti, siempre fui directa y está claro que de los dos, era yo la de las palabras. Entonces, llegó el día de tu regreso y en cierto modo sentía una felicidad aterrorizada. Todos mis miedos fueron corroborados y empecé a dudar si seguías siendo la persona de la que me enamore en aquel cálido verano. Llegó un punto en el que estaba cansada. Cansada de tus indiferencias, cansada de tus evasivas, cansada de tus respuestas dubitativas, cansada de que aparezcas de golpe y de frente para romperme los esquemas. Sin embargo, necesitaba oír de tus propias palabras lo que sentías, que por una vez fueras claro y te dejaras de tonterías. Necesitaba que finalmente me rompieras el corazón de lleno para así dejar de quererte. Lo cierto es que me encantaría poder odiarte, y puede que así, fuera más fácil olvidarte. Pero lo cierto es que no puedo. Es una bonita historia, con una peor continuación y un buen final, donde tú sufres por otra lo que yo he sufrido por ti. Una vez más, esta carta morirá tras la marca de mi último trazo de tinta, pero ya no me importa. Al menos se que esta cicatriz no volverá a abrirse. Dentro de un tiempo no sé si este año, en nuestra vejez o en otra vida, cuando volvamos a vernos ya no verás a esa dulce chica con el corazón en mano listo para ser otorgado, verás a una chica con una bonita cicatriz en el pecho que tú formaste y que creció, venció a la vida y que tú y solo tú, dejaste escapar.

Adiós, querido desconocido.


Cuando sientes


En ese instante cuando sientes que la vulnerabilidad te ha alcanzado, cuando tu corazón ya permanece desnudo ante el mundo y está fuera de tu control, cuando tienes los sentimientos a flor de piel y tus ojos te delatan. Es ahí cuando se está enamorado. Cuando ya no eres dueño de tus manos, ni de tus suspiros, ni de tu tiempo, ni de tus sueños porque ahora son compartidos con otra persona. Tus manos se hacen cuatro, tus suspiros un canto de felicidad, tu tiempo vuestro cuento y tus sueños su historia en tu mente. Estar enamorado es ofrecerle tu corazón en mano a otra persona sin garantía alguna. Esa pieza frágil de cristal la cual tanto apreciamos la regalamos sin ningún medio. Y ahí, cuando cada uno guarda el corazón del otro en su interior, ambos emprenden un camino juntos.

Pequeño amor infinito


A lo largo de la vida de cada persona, esta se topará con otra la cual le hará sentir millones de sensaciones, mezclándose unas con otras o acentuándose con el tiempo o parando en seco. No voy a denominarlo alma gemela, ni media naranja, ni cualquier otro nombre que se le pueda dar, solo voy a llamarlo casualidad. Porque si, todos nos hemos topado con una causalidad y si aún no ha pasado, pasará. Es una bonita casualidad cargada de una nebulosa radiante y con unas ganas desmesuradas de estallar. Es un encontronazo en el que ambos corazones colisionan entre sí hasta dejar una sensación de empalagoso sabor a caramelo, que al final acaba endulzándote cada día junto a esa persona. A raíz de ese hallazgo es cuando saltar al vacío se convierte en algo común, cuando la cordura es algo a lo que ya no podemos optar, cuando sientes una chispa en el pecho al notar su caricia en tu pelo y cuando el brillo en la cuenca de tus ojos al verle entrar en la habitación es algo que ya no puedes controlar. Hay veces que no nos damos cuenta de cómo sienta poder tenderle la mano a alguien y sentir que no la soltará nunca y que eso es algo demasiado valioso para dejarlo escapar. Todos hemos vivido esas experiencias de un extremo o de otro, al máximo o al mínimo, queriendo o sin querer. Pero al fin y al cabo, siempre son historias que marcan. Marcan tu vida, tu forma de ser y tu día a día. Por eso te doy las gracias, por haberme hecho la persona que soy hoy, por haberme hecho llorar y aprender de ello, por haberme hecho reír y poder apreciarlo, por haberme hecho enfadar y saber rectificar, por hacerme perder el control y enamorarme de esa sensación. Por eso te digo gracias, pequeño amor infinito.  

lunes, 18 de mayo de 2015

Amanecer dorado y cielo estrellado



Mientras a mí el sol me obsequia con un precioso amanecer dorado,
A ti, la luna te regala un cielo oscuro y estrellado.
Cuando la estrella que más brille cruce el cielo fugazmente, pide tu deseo más preciado,
El mío, se cumplirá cuando hayas regresado.
Un café caliente con mi canción favorita observando el mar.
Pero lo que más ansío es poder dejarme llevar,
Y dejar estas cadenas que llevo encima que me impiden andar.
Aún recuerdo la manera en la que me enseñaste a amar.

Solo decirte que volvería a caer rendida ante tus ojos una y otra vez si pudiera.

Nosotros



Es natural en nosotros amar lo que no podemos tener. Deseamos con todas nuestras fuerzas que llegue el verano porque el invierno es demasiado largo y no podemos tener verano durante todo el año, amamos el dormir porque no podemos hacerlo durante todo el día, nos encanta la nieve porque es algo poco común y que no podemos tener siempre, queremos un cuerpo de revista porque sabemos que no podemos conseguirlo, queremos un amor de cuento, repentino, que dure toda la vida porque sabemos que nunca pasará. Es algo innato en el ser humano sentir una extraña atracción por lo inalcanzable, como cuando quieres el vestido del escaparate por el que pasas todos los días pero que nunca te paras a comprarlo o como cuando te cruzas con un conocido y piensas en cómo te habría gustado parar a hablarle, pero no lo hiciste. Son esas cosas las que nos hacen vulnerables. Es evidente que si seguimos con esta filosofía de vida en la que “amamos lo que no podemos tener”, acabaremos dañados. Todo sería mucho más fácil si dejáramos de tener miedo a lo nuevo y desconocido, si no temiéramos a ese intercambio de miradas con un desconocido que hay veces que te impactan para el resto del día, si no nos auto engañáramos de que una persona no puede enamorarse por la calle porque tú y yo sabemos que te ha pasado pero el problema es que nunca nadie da el paso y una vez más, es por miedo. El rechazo es uno de los grandes temores de la gente hoy en día y que va de la mano con el miedo al fracaso. Pero que importa si fallas, al menos podrás decir que lo has intentado, en vez de poder decir que te quedaste con la espinita de que hubiera pasado si… Estoy bastante cansada de gente que se guarda cosas, que actúa de una manera específica debido a la gente que está alrededor o que haya gente que te exija llevar un modelo de vida como el suyo porque es lo que es corriente. A mí me importa lo que yo misma piense y diré lo que piense en el momento te guste o no. A lo largo de la vida he aprendido que ocultar cosas ya sea pensamientos, ideales, complejos o filosofías es algo que no beneficia a nadie, simplemente es algo que poco a poco se propaga por tu mente y acaba destruyéndote.

lunes, 11 de mayo de 2015

Your tide fading away



Tell me why, don´t be shy no matter what happens I´ll be by your side,
Just want to hold your hand one more time, near the tide.
When you have that feeling where there is nothing you can´t deny,
Although, then you feel the emptiness of the night.

That time is when the waves shade away.
Dreaming about you waiting for me by the bay,
Or rescuing me from this world, one day.
Sadly, there is no space for me in your heart to stay.

Feeling the bright touch of the moon, just like you used to,
Just forgot how much I loved the sky being blue.
Those words which I kept listening they already flew,
In the end all those words finally resemble untrue. 

Digamos que



Digamos que con tu ausencia se evaporan mis poemas,
Digamos que con un solo minuto se esfuman los demás,
Digamos que desde aquel barco, empezaron mis problemas,
Digamos que ahora que se acerca el día, tambaleas.
Digamos que te memorizo y estudio para que el tiempo no me robe tu recuerdo,
Digamos que el cielo ya se tornó negro,
Digamos que me ahoga, asfixia y destroza lo que llevo dentro,
Digamos que apenas ya queda alguien cuerdo.
Digamos que mis manos hacen arte con mi inspiración,
Digamos que amo el recuerdo en mi mente, pero en verdad eres una decepción,
Digamos que el ladrón siempre piensa que todos son de su misma condición,
Digamos que solo con mirarte a los ojos, me dejas sin opción,
Digamos que es triste que me importe tu opinión.
Digamos que poesía era la canción que susurraban mis labios a los tuyos al besarnos,
Digamos que hacíamos que el tiempo se detuviera con solo mirarnos,
Digamos que el mar no impide que dejemos de desearnos,
Digamos que sin ti, el calor de un abrazo se hace gélido y las caricias se hacen años.