Días

De estos días en los que solo quiero llorar y no sé por qué. Los días en los que los recuerdos pesan más y todas las canciones se vuelven tristes, los días en los que tu cama se convierte en el único lugar donde estar a salvo, los días en el que el frío ya no es solo frío sino un estado de ánimo, los días en los que sonreír y decir “solo estoy cansada” es rutina. Esos días de “manta, cúbreme y no me dejes salir nunca.”

Simplemente tuya

“Quiero ser tuya, vida mía.”

Dueña de tus mañanas y tus noches.

De tus enfados y alegrías.

Quiero ser el motivo de tu gozo,

Y arreglar tus agonías.

Mientras me acaricias el pelo,

Tus ojos me hechizan, me cautivan.

El calor de tus manos sobre mis labios,

Producen un escalofrió infinito en mi estómago. 

Domingo

Esperar, esperar. Pero el cigarro se sigue consumiendo, la tinta en el tintero escasea mientras el tiempo en tu espera incrementa. Las palabras se agarrotan, se pelean por salir. Pasan los días y esa pasión que pareció mentira comienza a ser el motivo de mi sonrisa. Esas estrellas que me llaman y dicen “¿Por qué?” ¿Por qué? Que se yo. Me equivoco, aspiro y lo repito. No termino, solo actúo y luego escribo. 

Miedo

Miedo. Cinco letras, un sentimiento. En un instante lo padeces, se apodera de tu mente, se propaga por tu cuerpo sigiloso pero feroz. Hace que se nos paralice la sangre, que nos falte el aire, que nos tiemblen las piernas y que nuestro corazón retumbe. Nuestra saliva engorda, nuestra garganta entumece, nuestros ojos detiene y nuestro alma penetra. Algunos lo llaman miedo, pero hay veces que se presenta en forma de amor. 

Caer al vacío

Ese amor de verano, ese sentimiento de caer al vacío y no poder remediarlo. Ese amor tan penetrante como fugaz, esos “te quieros” bajo la luna y los besos del amanecer. Sumergidos en el agua o en la pasión tal vez. Los últimos rallos de sol me impidieron ver lo que ya estaba escrito. Esos sueños que parecían lejanos entonces comienzan a acercarse. Aunque el sol ahora se oculta y todo esta mas lejos. Los recuerdos, tu, nuestros sueños.

Carta para un amor dividido

Querido amor efímero, querida sonrisa mañanera, querido “Buenos días”, estas palabras serán los añicos que dejas bajo tu sombra en tu partida. Mis ojos añoran verte reflejado, el aire se me hace más denso y mi estómago se contrae con tu ausencia. La luna ilumina el mar mientras tú lo dejas frío y enero se me hace más gélido que de costumbre si tú no estás. Mi vida avanza con pies de plomo y tú te vas. Tú que con un suspiro me alegras, te marchas y las cicatrices de mi pecho crecen mientras vuelas. Esto es para ti amor, con ternura, odio o cariño. ¿De qué sirven las palabras cuando apenas pueden ser pronunciadas?, pero ciertamente son sufridas. Es invierno y tú te marchas, mis ojos se inundan y tú te alejas. Tú que palos de ciego das, no me encuentras entre las sombras. Aunque solo sea yo la que te ilumine el camino, la única que estará ahí para levantarte cuando caigas. Por y para siempre seré tuya.

Sin control

Que bien sabes después de haberte echado de menos,
No sé como haces que me tiemblen los dedos.
Me devuelves la ilusión,
Y me dejas sin control.
Es en ti en el que pienso,
Y a tu lado se me hace mas fácil olvidar.

El tiempo quiebra amores

Espero que puedas observar la luna, allá donde estés. Que veas que sigue brillando, firme. Recuerda que siempre permanecerá ahí y espero que te recuerde a mi. Atento, observa que la oscuridad no le asusta. Permanece fuerte, como siempre. Te ilumina el camino pero solo para recordarte que me perdiste.

Coquetean, enamoran

Y es que me dejas con esa sonrisa tonta que me encanta. No sé qué es lo que tienes, que me mata. Con solo una sonrisa, mi aliento me arrebatas. Me tiembla el pulso y lo noto al respirar. El color en mi espalda se acelera y mis manos forman parte de la tuyas. Mis ojos ya son dueños de los tuyos, me retan, coquetean y me enamoran.