En
ese instante cuando sientes que la vulnerabilidad te ha alcanzado, cuando tu
corazón ya permanece desnudo ante el mundo y está fuera de tu control, cuando
tienes los sentimientos a flor de piel y tus ojos te delatan. Es ahí cuando se
está enamorado. Cuando ya no eres dueño de tus manos, ni de tus suspiros, ni de
tu tiempo, ni de tus sueños porque ahora son compartidos con otra persona. Tus
manos se hacen cuatro, tus suspiros un canto de felicidad, tu tiempo vuestro
cuento y tus sueños su historia en tu mente. Estar enamorado es ofrecerle tu
corazón en mano a otra persona sin garantía alguna. Esa pieza frágil de cristal
la cual tanto apreciamos la regalamos sin ningún medio. Y ahí, cuando cada uno
guarda el corazón del otro en su interior, ambos emprenden un camino juntos.
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