Como
esa cicatriz en mi rodilla izquierda que nunca viste,
Como
el triangulo que dibujan mis lunares que nunca formaste,
Como
cuando mi sonrisa se torcía hacia el oeste al verte sin que tú te dieras cuenta,
Como
cuando el lápiz se desliza más lentamente cuando te escribo.
Como
lo difícil que se me hace conciliar el sueño, después de haber dormido a tu
lado,
Como
lo largos que se hacen los minutos mientras pienso en la caída de los días,
Como
la estremecedora indiferencia que asesina mi esperanza,
Como
cuando me hundo en las sabanas queriendo destaparlas y aparecer en otro lugar.
Como
esa tinta negra que adornaba tu hombro que ya no puedo apreciar,
Como
esos remolinos mañaneros formados en el oleaje de tu pelo que tanto echo de
menos,
Como
esa cuesta abajo desde tu cuello hasta tu cadera que tanto adoraba,
Como ese acento que pensé adiar, al final me logro
enamorar.
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