domingo, 6 de septiembre de 2015

Heridas Inocentes


Vagaba una joven por los jardines perdidos de su ciudad,
En ella rebosaba belleza, gratitud y bondad.
Caminaba descalza disfrutando del frío de la hierba,
Y se topó con un sutil brillo rojo que provenía de la tierra.
Su luz intensa se paralizó en aquellos ojos ámbar.
Se agachó la muchacha para recoger aquella rosa sonrojada,
Pero al precipitarse con sus manos pálidas de marfil, 
Una espina atravesó el dedo de la niña.
Y aquella rosa, se hizo serpiente,
Y aquella herida se hizo veneno.
Ahí terminó el último aliento de la joven,
Que murió enamorada de una flor,
Y la serpiente permaneció condenada a una vida de dolor.
Porque lo que acabo con la chica, 
Fue un inocente beso de amor.

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